Etiqueta: Poemas canarios.
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Aunque ya tenías tu edad,
y rondabas los setenta,
tu fuerza y capacidad,
era de tus años treinta.
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Tú que eras Rey de Reyes,
y rondabas los setenta,
tu fuerza y capacidad,
era de tus años treinta.
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Tú que eras Rey de Reyes,
defendiste con tesón,
lo que mediante traición,
te robaron otros Reyes.
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Vivías plácidamente,
en tu querido Tahoro.
eras feliz con tu gente,
ellos eran tu tesoro.
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Y cuidabas tus rebaños,
los pastos y los cultivos,
no permitías engaños,
esos eran tus activos.
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Eras grande y respetado,
hasta por tus enemigos,
tu prestigio fue ganado,
con ejemplares castigos.
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Eras justo en tus acciones,
y exigías lealtad,
respeto a tus decisiones,
pero no por vanidad.
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Y es que tu autoridad,
te la daban los Consejos,
que tenían potestad,
y era el saber de los viejos.
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E impartías la justicia,
como Dios te dio a entender,
sin permitir la codicia,
y con recto proceder,
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Y cumplías los consejos,
que del tagoror manaban,
el consejo de los viejos,
y que todos respetaban.
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Pero la felicidad,
que tu pueblo disfrutaba,
un hecho de gravedad,
muy pronto la amenazaba,
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Y ocurrió lo inesperado,
un poderoso enemigo,
Y muy mal intencionado,
en Añaza encontró abrigo.
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Y llegó el hostigamiento,
represiones y traiciones,
el injusto sufrimiento,
de incesantes agresiones.
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Y aunque caudillo valiente,
buscaste en la prudencia,
la defensa de tu gente,
ante tanta impertinencia.
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Quisiste parlamentar,
y saber del enemigo,
y le fuiste a escuchar,
sus propuestas de castigo.
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Y en Aguere te citaste,
con el dichoso invasor,
y atónito escuchaste,
su mensaje hostigador,
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Tú, temido y poderoso,
valeroso y exigente,
te mostraste amistoso,
porque era lo prudente.
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Te exigían conversión,
a algo que no entendías,
pero a esa pretensión,
tampoco te oponías.
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Sometimiento a otros Reyes,
que además desconocías,
tú que eras Rey de Reyes,
eso no lo permitías.
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Siendo los bandos de paz,
ingenuamente engañados,
por la mentira falaz,
de tiranos despiadados,
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Y declarados traidores,
por los bandos de la guerra,
que lucharon con honores,
para defender su tierra.
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Y surgió el enfrentamiento,
con algún que otro altercado,
llegando al convencimiento,
de que la hora había llegado.
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El barranco de Acentejo,
fue el lugar escogido,
y allí dejaste perplejo,
a un tirano atrevido.
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Y luchaste con bravura,
y el gran Tinguaro a tu lado,
y venciste con holgura,
a un Lugo acorralado.
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Te mostraste generoso,
con el rival derrotado,
aunque eras orgulloso,
no lo eras despiadado.
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Tú, hombre de paz y de honor,
muy orgulloso y valiente,
contemplabas con horror,
lo que ya era evidente.
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Aquellos hombres extraños,
que te hablaban raramente,
que venían con engaños,
y vestían diferente.
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Que robaban tu ganado,
secuestraban a tu gente,
y aunque ya desesperado,
aún quisiste ser prudente.
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Tus conflictos permanentes,
con algunos menceyatos,
fueron causa suficiente,
de traiciones de insensatos.
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Y formaste una alianza,
con menceyatos afines,
era una actitud a ultranza,
no eran posible otros fines.
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Y bajo tu figura regia,
como mandos a tu amparo,
conformaste tu estrategía,
Con Acaimo y con Tinguaro.
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Eran tus grandes pilares,
en el frente de la guerra,
dos pilares singulares,
en defensa de su tierra.
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Fue en Aguere y sus llanuras,
el lugar de enfrentamiento,
y fueron horas muy duras,
aunque vano fue el intento.
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Tus fuerzas más numerosas,
ellos mejor preparados,
con armas muy poderosas,
y más experimentados.
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En esa batalla horrible,
de traiciones miserables,
te resultaba increíble,
enfrentarte a despreciables.
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En el campo de batalla,
Tinguaro resulta herido,
y Pedro Martín no falla,
y allí mismo es abatido.
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Aquel desastre total,
de muertos y malheridos,
un infierno sin igual,
de insoportables quejidos.
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Aunque tú ya mal herido,
por San Roque escapabas,
siete hombres habías batido,
y llegó el que no esperabas.
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Dicen que fue un tal Buendía,
quien te dio el golpe final,
dicen que no te entendía,
o quizás le daba igual.
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Y murió el gran monarca.
de éstas tierras de Nivaria,
fue su máximo jerarca,
y figura legendaria.
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Al Gran Mencey Bencomo,
Último gran Rey Güanche de
la Isla de Tenerife. Canarias.( España ).
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Pido disculpas por el atrevimiento de
escribir este humilde poema y espero no haber cometido errores históricos.
Blog:
alcenatural@blogspot.com Álvaro Carlos. ( junio 2015 )
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